Hubo un hombre hace mucho tiempo que nunca aprendió a leer y que recibió una carta de un amigo suyo que había viajado al extranjero, muy contento busco a otro hombre, vecino suyo para que se la leyera; aquel vecino la leyó no muy animado y con un tono de voz fuerte y tosco; el rostro del hombre que había recibido la carta cambio de alegría a tristeza por las duras palabras que su mejor amigo le había enviado y se enojo mucho, al punto que ya no quería saber de él; sin embargo al visitarle una hija suya, le dijo que se calmara y que le prestara la carta para leerla nuevamente, con su suave y delicada voz le dio lectura, de repente aquellas frases que habían parecido pesadas y duras para aquel hombre se volvieron agradables saludos y contentaron su corazón; es allí la importancia de saber leer y escuchar las palabras pues pueden contener bendiciones que nuestros pesados oídos pueden interpretar como males.
Para los cristianos las palabras de Jesucristo han sido las mas hermosas que hayamos podido escuchar en toda nuestra existencia, puesto que ninguna otra expresión sobre la tierra, aun dicha con el mayor amor posible, se compara con aquellas palabras que nos abrieron los ojos y oídos y nos dio aliento de vida y esperanza eterna; a pesar de ello, las palabras de Jesucristo también han causado controversia, disputas y separaciones; por lo que es necesario que comprendamos como y por qué estas bellas palabras de vida deben ser escuchadas y cuanto interés debemos prestarle nosotros que nos hacemos llamar seguidores de Cristo.
V. 60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Después de que Jesús había hablado un tema muy controvertido para los judíos (llamándose así mismo el pan de vida e invitando a sus oyentes a comer de él) sus mismos seguidores y discípulos comenzaron a comentar lo duras que eran aquellas palabras para ellos y las implicaciones que traía el obedecerlas, obviamente porque muchos no comprendían el sentido espiritual con que las mencionaba; esta clase de conflicto, producto de una mala interpretación y alejada del verdadero sentido espiritual hizo peso en la vida de aquellos que queriendo ser fieles, encontraron algo que les estorbaba pues consideraron demasiado difícil sobrellevar la verdad.
Esto sucede muy seguido en nuestra sociedad actual y en nuestras congregaciones y al igual que aquellos que oyeron a Jesús y mal interpretaron sus enseñanzas por escucharlas con la carne y no con el espíritu, ahora las personas profesan amor a Jesús, pero desprecian las ordenanzas del Señor porque miran con ojos carnales las escrituras y oyen con oídos sucios de pecado las enseñanzas impartidas por los predicadores, valorándolas y despreciándolas porque consideran pesada y dura la verdad; razón por la cual muchos nunca abren sus corazones y no experimentan cambio alguno aunque se llamen a si mismos seguidores y discípulos.
Deberíamos preguntarnos si nos hemos privado de muchas bendiciones por haber permitido que la carne interprete por nosotros las cosas que son de Dios; si reflexionamos un poco nos daremos cuenta que en muchas ocasiones las cosas que vimos como "duras" en la Biblia son aquellas en las que Dios nos hacia un llamado, pero que en muchas ocasiones la dureza no estaba en su palabra sino en nuestros corazones, porque cuando un grupo de alumnos reprueba una vez tras otra la misma materia, el problema no esta en los maestros sino en el alumno.
V. 61-62 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
Jesucristo sabía sus murmuraciones acerca del tema y por su expresión hacia ellos podemos notar que estos murmuradores de la verdad estaban indignados; por ello el Señor les hace ver lo ciegos que estaban, ya que si les ofendía está verdad (que Jesucristo es el pan de vida) ¿que sucedería si le vieran ir hacia el Padre a ocupar su lugar a su diestra? El hecho de mostrarse ofendidos era algo grave pues demostraban desprecio por lo que Jesús había enseñado y esto puede decirnos mucho de la mentalidad con la que veían al Señor, valorando mas su comodidad.
Pensemos por un momento acerca de esto y veamos a nuestro alrededor, como las personas buscan y anhelan recibir algo de Dios (un milagro, una salida, una vida prospera) pero no pueden soportar las enseñanzas ni las verdades bajo las cuales Dios exige que un verdadero discípulo viva, ¿como pues recibirán algo del Señor, si no pueden siquiera ser obedientes a su voluntad? (compárese Salmo 37:4 en donde reciben sus peticiones aquellos que se deleitan en sus ordenanzas) Ahora pensemos en nosotros mismos y en toda nuestra vida, como en muchas ocasiones nos hemos ofendido con lo que se nos enseñó (en un sermón, en un consejo, etc.) y es allí La razón por la que Dios no puede darnos más porque nos hemos vuelto de cristal y su palabra no haya cabida en nosotros.
Preocupa mucho como hemos permitido tantas cosas entre los creyentes porque existen algunos que no pueden soportar la verdad, así que hemos suavizado los mensajes y las enseñanzas, reduciendo la verdad en ellas y endulzándolas con cosas para que la gente no corra ni huya despavorida del evangelio; hemos dejado de hablar del infierno y del pecado, de compromiso y de obediencia, y abordamos a las personas con promesas, globos y fiestas para que la entrada a la salvación sea mas aceptable, lo grave es que hemos abierto la puerta del camino espacioso para que los que quieren seguir a Cristo lo hagan cómodamente (Mateo 7: 13 – 14) creyendo que vistiendo, hablando, actuando y festejando como el mundo seremos mejores y la santidad nos importa un comino, cuando la única razón del peregrinaje sobre esta tierra es purificarnos para nuestro Señor. ¿Esto os ofende?
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
por último Jesús llama La atención a sus discípulos a que se den cuenta que el habla en un sentido espiritual, ya que su interés es que ellos tengan vida espiritual, pues las cosas materiales no traían tanto provecho, así al hablarles del pan de vida les hablaba que si se alimentaban de él (sus enseñanzas y ordenanzas) se sustentarían y vivirían. Podemos ver que la importancia de entender lo que Jesús enseña es porque esto es la salvación de los hombres; era pues imperantemente urgente y necesario que sus discípulos, quienes se decían a si mismos seguidores de cristo, tomaran sus palabras y las guardaran en sus corazones, atesorándolas y cumpliéndolas, aunque a sus ojos físicos parecieran difíciles y duras, pues eran vitales.
Pensemos por un momento en las personas que se ejercitan, cuan difícil es la disciplina y el ejercicio para ellos pero cuantos resultados les ofrece ser fieles y soportar la rutina; así mismo los cristianos debemos comprender que las enseñanzas que la Biblia contiene son para beneficio espiritual y físico de los creyentes y que solamente son duras cuanto las vemos con ojos y corazones negligentes; mas si somos disciplinados y obedientes, si oramos y pedimos al Espíritu Santo poder ver la voluntad de Dios con ojos espirituales, sus palabras serán vida y nos llenara de gozo y de placer cumplirlas porque veremos el fruto de nuestra fidelidad cuando Cristo vuelva.