Todo lo que somos y logramos se lo debemos a Dios y a su buena voluntad, ya que el produce en el corazón de los cristianos tanto el deseo como la oportunidad de alcanzar metas y acciones que van de acuerdo a su voluntad y que cumplen sus perfectos propósitos.
La biblia nos dice por medio del apóstol Pablo en Filipenses 2: 13 que Dios produce en los creyentes el deseo y la ejecución de acciones que son dirigidas por su buena voluntad, lo que nos muestra que Dios tiene primeramente soberanía sobre nuestras vidas y que este control soberano tiene como finalidad lograr propósitos buenos hacia Dios.
Aunque existe un cierto rechazo de parte de los no cristianos hacia la idea del control divino pues no les agrada la idea de ser controlados; más para los cristianos es increíble el hecho de que todo lo que hagamos y deseamos dependa de Dios y nos debe hacer sentir primeramente agradecidos por su control y autoridad sobre nuestras vidas, pues cuando todo está en las manos de Dios la vida lleva rumbo y buen sentido.
Seamos agradecidos con Dios por su soberano control en nosotros y no seamos negligentes ni desobedientes cuando Dios nos impulse o nos lleve a ejecutar acciones, pues todos sus propósitos son buenos aunque a nuestros ojos humanos no lo parezcan; sometámonos y hagámoslo con madurez espiritual, leyendo la Escritura y orando en el Espíritu para comprender cuando Dios está produciendo en nosotros el deseo de hacer algo bueno y también podremos distinguir entre nuestros carnales impulsos y la buena voluntad de Dios.
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