Viviremos con Dios

La esperanza de todo cristiano verdadero puede resumirse en la resurrección, primeramente de Jesucristo quien venció a la muerte levantándose al tercer día de haber sido crucificado y ahora esta a la diestra del Padre, después prometió volver y resucitar a todo aquel que creyó en él y darle morada junto a él en los cielos; esto es tan hermoso a la vez que esperanzador y motivador, por lo cual todos los creyentes viven confiando y luchando contra las tentaciones y el pecado, pues sabemos que todo esto es cierto.

Mientras esperamos en la promesa de su regreso y de la resurrección de los muertos, la biblia nos explica que debemos vivir entregándonos voluntariamente a Dios así como lo hizo Jesús, ya que hacerlo significa en un sentido espiritual que estamos dejando morir nuestro orgullo e interés propio para darle lugar a que él  viva en nosotros; para explicarlo de mejor manera, si vivimos poniendo a un lado nuestro interés propio y dejándonos guiar por Dios y su palabra,  podemos estar seguros que viviremos junto a él.

Muchas personas no hacen esto porque viven centrados en sus propios intereses y deseos, no dando lugar a la voluntad de Dios o dejándola en segundo plano, tales personas no pueden experimentar el gozo que da la esperanza de la resurrección porque simplemente no esperan algo mas allá de lo físico y terrenal, sino que descansan en la idea de que todo lo que necesitan es prosperidad y éxito, tristemente los que piensan así pierden el rumbo y viven insatisfechos con sus logros temporales.

Como cristiano procuremos vivir a plenitud en la voluntad de Dios, obedeciéndole y gozándose en sus promesas y fidelidad, esta es la verdadera vida, y la esperanza de la resurrección se ve reflejada en esta clase personas que sabiendo que su Señor ha de volver por ellos, viven fielmente cada día de sus vidas. 

Imitadores de Dios

Si somos hijos de Dios, no podemos vivir de otra manera que comportándonos como tales, en obediencia y fidelidad, ya que ciertamente existen tropiezos y errores en nosotros, pero la nueva vida que Dios nos ha dado nos debe empujar a desear cumplir sus propósitos y hacer lo que es agradable para él; la razón de este deseo por cumplir la voluntad de Dios radica en el amor que Dios nos tiene como hijos, él cual es el mayor motor para sentirnos motivados.

El apóstol Pablo nos pide que seamos imitadores de Dios en el sentido de tener vidas puras, justas y santas, ya que así estaremos demostrando que al igual que Dios somos aquellos que hemos sido transformados en hijos suyos; la razón de este cambio es no es otro que el amor eterno que Dios nos ha demostrado en Cristo, a quien entrego para nuestra salvación, tal amor es un incentivo para todo aquel que ha experimentado la gracia divina y por ello con alegría debemos servirle e imitarle apasionadamente. 

Pero existen personas que parecen forzadas a ser cristianos, haciendo la voluntad de Dios por la fuerza y obedeciendo a regañadientes; estas personas que viven desmotivadas no conocen el verdadero amor de Dios, porque de conocerle vivirían alegremente sirviendo e imitando el carácter que Dios desea, ya que es incomprensible que quien experimente tal favor divino pueda seguir una vida triste y contraria a lo que Dios demanda y con estas acciones demuestran su necesidad de Dios.

¿Dios puede perdonarme?

¿Dios puede perdonarme? Fue una pregunta de una persona que sentía que su condición era indigna para poder recibir tal favor, la respuesta es clara y sencilla, si; Dios puede perdonarnos y limpiarnos de todo pecado y falta que cometamos delante de sus ojos que lo ven todo, pero la cuestión no esta en la capacidad de Dios de perdonar, sino en que el hombre quiera acercarse a Dios, confesar sus faltas y apartarse de su mal camino convencido de que solo Dios puede ayudarlo.

El salmista lo sabia muy bien (Salmos 32: 5) y dejo muy claro que no podía ocultar sus pecados a Dios, esa fe y sinceridad que es provocada solamente por un corazón humilde y quebrantado por el Espíritu Santo es lo que Dios quiere de los hombres, sabemos muy bien del mal que los seres humanos padecemos y que preferimos negarlo o acusar a otros de nuestros males, y esa maldad nos aleja del perdón y de la vida eterna que se nos ofrece en Jesucristo, por lo que debemos socorrernos en Dios sin dudar y sin encubrir lo que Dios ya conoce.

Si no sentimos deseo alguno del perdón de Dios y nos creemos buenos, deberíamos preocuparnos muchísimo, porque esta clase de pretensiones nos alejan mas de él; debemos orar y suplicar que Dios nos sensibilice a su palabra y así nos permita buscarle con fe, a nosotros y a nuestras familias, pues Dios perdonara la maldad y nos dará su gracia y favor si confesamos nuestra necesidad de misericordia, pues nunca podremos ocultar quienes somos delante del Creador.

Solo Dios puede Salvar

¿Quieres ser salvo? ¿Quieres tener esperanza? ¿Quieres dejar una vida miserable y vacía? Mirad a Dios y recibid salvación y misericordia, porque después de él no hay mas; fue el llamado del profeta Isaías siglos antes del nacimiento de Jesucristo y que se extiende aun a nuestros tiempos como una voz en el viento, y a quien atienda a esa voz recibirá gracia y bondad de parte del único capaz de dar vida aun a los muertos.   

Dios marcó el camino de salvación, levantando a su hijo Jesús en una cruz; y todos los que atiendan a su llamado y miren a Cristo con fe y esperanza podrán encontrar lo que desean; fe de que ese camino es verdadero y esperanza que él les puede sacar de el lodo cenagoso de su pecado; ese dulce llamado de una imponente voz sigue resonando desde cada pulpito cristiano donde se predique la verdad e invita a los mas miserables a mirar a Dios y a Jesucristo.

muchos no lo escuchan porque no se sienten miserables, tienen demasiado orgullo y vanidad como para darse cuenta de que el lodo les llega al cuello y que están perdidos,  mas a aquellos a quienes la voz de Dios a través de su Santo Espíritu a susurrado a sus oídos y han reconocido que no hay esperanza fuera de Dios y no hay camino que lleve a la vida eterna lejos de Jesús, a esos Dios les ha otorgado gracia en abundancia, porque han mirado a Dios han recibido propiciación.

Es que mirar a Dios es mirar su verdad, su grandeza, su santidad y su justicia; y también significa verse a uno mismo, miserable perdido y sin aliento. Solo esa mirada a Dios puede traer verdadera esperanza y dicha, pues cualquier otro esfuerzo humano  solo termina hundiéndonos mas y mas en nuestra podredumbre, mas hay esperanza en Dios porque después de él no hay mas, busquémosle, sirvámosle, amémosle y veámosle con fe.

Dormir confiando en Dios

Existen muchas personas que son incapaces de dormir tranquilos, ya que cuando colocan sus cabezas sobre sus almohadas los problemas, los miedos y sus conciencias no les permiten tener paz; lamentablemente estas personas no buscan una verdadera salida, sino que cada día salen a embarrase mas en sus dificultades y vuelven una noche mas a lamentarse por sus males. Pero los que creen verdaderamente en Dios y confían plenamente en las palabras contenidas en la Biblia pueden acostarse y dormir porque su fe descansa en El Todopoderoso.

Cada vez que alguien no puede dormir, debe pensar realmente en donde esta puesta su confianza, puesto que dependiendo de donde este puesta nuestra confianza así será nuestro reposo; por eso debemos aclarar que problemas, pruebas y tribulaciones todos tenemos, pero la diferencia la hace el lugar en donde esta puesta nuestra confianza; si nuestra fe esta puesta en los hombres o las circunstancias y aun peor en la suerte, seguramente sufriremos noches terribles, mas si hemos creído en Jesucristo, si tenemos fe en las promesas Bíblicas y no apartamos nuestra mirada de Dios, sabremos lo que es dormir confiados.

Solamente Dios puede darle verdadera confianza al hombre, puesto que nadie es mas seguro, estable y fiel que Dios y quien cree en él no pierde nada, al contrario es la persona mas bienaventurada, así que la invitación es a creer en Dios y acercarnos a él para poder experimentar verdadera paz; reconciliémonos con Dios a través de Jesucristo y viviremos confiados siempre.

Andad en Cristo

Los cristianos debemos ser personas constantes y perseverantes, tanto en nuestra vidas como en nuestra fe, de manera que nada ni nadie nos mueva o nos haga cambiar de nuestro pensamiento y convicción hacia a Dios. Esto se vuelve necesario debido a que estamos rodeados de tentaciones y enemigos que se aprovechan de nuestras debilidades para hacernos tropezar, sin embargo si somos personas firmes y constantes no podrán contra nosotros.

El Apóstol Pablo conocía a sus lectores (Colosenses 2: 6) y por eso les advierte que continúen de la misma manera en que habían recibido a Jesucristo; lo que significaba era que debían ser perseverantes con lo que habían aprendido acerca de Jesucristo y no cambiarlo, alterarlo o reemplazarlo con ideas ajenas o extrañas; al contrario debían defender y crecer en su fe tanto como si fuera el primer día.

Sabemos todos los que hemos caminado un tiempo en el Señor y en la fe, que los primeros días caminamos en lo que llamamos "el primer amor" haciendo y siendo obedientes a la Palabra de Dios; sin embargo, al pasar un tiempo nos acomodamos y nos volvemos mas perezosos (en algunos casos) y esta es la razón por la que es importante que seamos perseverantes en las cosas que hemos aprendido de la Biblia, pues solo esta constancia nos hará victoriosos.

Andemos en Jesucristo, seamos perseverantes y no cambiemos nada de lo que aprendimos, no adulteremos la fe, al contrario hagamos crecer la verdad en nosotros y ella os hará crecer a nosotros en gracia y sabiduría para con Dios y los hombres; si permitimos que la verdad que aprendimos sea corrompida con inventos e ideas humanas lo único que lograremos es retroceder y/o fracasar, seamos fieles a Dios y a lo que nos han enseñado a la luz de la verdad en la Biblia y andemos en esa verdad. 

Dios y la confianza en sus promesas

La verdadera fe en Dios esta basada en la convicción y la certeza de que las cosas acontecen y suceden por voluntad divina aun cuando no hay nada físico a que aferrarnos (Hebreos 11: 1) y a diferencia de lo que las personas incrédulas piensan, los cristianos no creemos locamente, sino bajo la confianza que da las promesas que se encuentran en la Biblia, las cuales para nosotros son firmes y eternas.

Y aunque las circunstancias y acontecimientos presentes hacen dudar a muchos, para nosotros los cristianos esa confianza en Dios crece y madura con las pruebas, de tal manera que nos llenan de mayor convicción de que todo esta controlado por Dios; puesto que la convicción de los creyentes no descansa en los acontecimientos sino en Dios, quien controla todo y nos demuestra por el testimonio de muchos creyentes y de las Sagradas Escrituras que todo lo que promete es ciertísimo.

Debemos vivir cada día aprendiendo a madurar en nuestra fe, hasta el punto de creer como el salmista decía que "nos guiará aun más allá de la muerte" ya que nuestra confianza esta puesta en una vida futura por la redención de Cristo; lo que si podemos entender que tal proceso (madurar en la fe) significa que vendrán muchas y diversas pruebas, pero que todas estas dificultades llevan como propósito hacernos confiar mas en él.

Estas dificultades no deben hacernos retroceder ni tener temor, sino crecer y profundizar mas en la fe, además de prepararnos para cuando el Señor venga a compensar a sus fieles; animo pues para todos aquellos que se están pasando dificultades, siéntanse gozosos porque Dios les ha tomado en cuenta para perfeccionarlos y hacerlos madurar, sirvámosle y no dudemos que él seguirá siendo nuestro Dios y que nos guiará aun mas allá de la muerte.

Torre Fuerte

Dios nos invita a confiar en él, por eso se llama a si mismo en la Biblia "Torre Fuerte" ya que en esa época en la que el proverbio 18: 10 las torres eran un elemento vital para las ciudades, a las que podían acudir toda persona en busca de refugio y seguridad; así mismo Dios hace que pensemos que podemos correr hacia él con la confianza y certeza de encontrar salvación y seguridad, por lo que no debemos dudar que esa invitación hecha para los que creen en él es firme.

Si Dios nos invita a confiar en él debemos hacerlo con la certeza que no existe otro lugar a donde encontrar el auxilio que él ofrece, ya que las personas, las instituciones y las posesiones no tienen la fidelidad y la fuerza que solo se puede encontrar en Dios; esa invitación se extiende además a lo espiritual, pues Jesucristo el Hijo de Dios vino a extender la gracia a los pecadores y perdidos que pongan su fe en su sacrificio, lo que nos demuestra que todo lo que Dios nos ofrece esta garantizado por precio de sangre, la sangre del Salvador.

Cuando nos sintamos angustiados corramos y notemos que la invitación es a correr hacia él, no nos quedemos esperando, sino que corramos en busca del refugio que necesitamos, supliquemos su ayuda y seguramente le encontraremos; apeguémonos a sus promesas como lo hacemos con el aire y el alimento, que se vuelva vital para nosotros y no perdamos la confianza que lo que Dios promete se cumple.