La esperanza de todo cristiano verdadero puede resumirse en la resurrección, primeramente de Jesucristo quien venció a la muerte levantándose al tercer día de haber sido crucificado y ahora esta a la diestra del Padre, después prometió volver y resucitar a todo aquel que creyó en él y darle morada junto a él en los cielos; esto es tan hermoso a la vez que esperanzador y motivador, por lo cual todos los creyentes viven confiando y luchando contra las tentaciones y el pecado, pues sabemos que todo esto es cierto.
Mientras esperamos en la promesa de su regreso y de la resurrección de los muertos, la biblia nos explica que debemos vivir entregándonos voluntariamente a Dios así como lo hizo Jesús, ya que hacerlo significa en un sentido espiritual que estamos dejando morir nuestro orgullo e interés propio para darle lugar a que él viva en nosotros; para explicarlo de mejor manera, si vivimos poniendo a un lado nuestro interés propio y dejándonos guiar por Dios y su palabra, podemos estar seguros que viviremos junto a él.
Muchas personas no hacen esto porque viven centrados en sus propios intereses y deseos, no dando lugar a la voluntad de Dios o dejándola en segundo plano, tales personas no pueden experimentar el gozo que da la esperanza de la resurrección porque simplemente no esperan algo mas allá de lo físico y terrenal, sino que descansan en la idea de que todo lo que necesitan es prosperidad y éxito, tristemente los que piensan así pierden el rumbo y viven insatisfechos con sus logros temporales.
Como cristiano procuremos vivir a plenitud en la voluntad de Dios, obedeciéndole y gozándose en sus promesas y fidelidad, esta es la verdadera vida, y la esperanza de la resurrección se ve reflejada en esta clase personas que sabiendo que su Señor ha de volver por ellos, viven fielmente cada día de sus vidas.
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