Dios puede concederte las peticiones de tu corazón, pero para que eso sea posible se nos dice en Las Escrituras que debemos aprender a deleitarnos (disfrutar) en Dios, algo que en la primera impresión suena muy fácil y sencillo pero implica que nos involucremos de lleno en cumplir su voluntad y que esta se vuelva nuestro gozo y mayor alegría; debemos preguntarnos entonces si realmente cumplimos estos criterios que la Biblia nos dicta para poder decir que disfrutamos de estar en los caminos de Dios y que el pueda concedernos nuestras mas intimas peticiones.
Mucho he oído citar estos hermosos textos por sus grandes promesas pero poco del compromiso que lleva decir que nos deleitamos en Dios, puesto que al hablar de deleite muchos imaginan un jardín lleno de rosas y a nosotros caminando tranquila y plácidamente; pero recordemos que el texto habla de disfrutar "en Dios" lo que significa que es bajo sus preceptos y bajos sus reglas que el creyente debe sentirse satisfecho y contento.
Al pensar en estas cosas muchos distanciamos la idea de obediencia de la palabra alegría, pero en realidad se refiere a vivir en Dios de manera que cada acto y evento que hagamos en regla con su voluntad nos satisfaga y nos haga sentir plenos por vivir para Dios; es esta razón de distanciar estos conceptos la razón por la que muchos viven amargados y no reciben contestación a sus peticiones porque no se sienten felices viviendo para Dios.
Dios quiere que aprendamos a vivir para él y que esto nos produzca felicidad, claro que aquellos que quieren vivir para si mismo no pueden disfrutar de vivir en Dios, pero aquellos que han gustado del favor y la misericordia de Dios pueden dar fe de que no existe mejor vida que bajo su voluntad, a estas personas Dios les concederá las peticiones de su corazón
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