Existen personas que viven día a día tratando de cumplir sus metas y sueños , sacrificando sus vidas y hasta sus familias por conseguir algo; e independientemente de lo que estas personas pretendan lograr, podemos afirmar con muchísima certeza que si Dios no ha sido tomado en cuenta, todo esfuerzo es vano.
El libro de los Salmos (127:1) nos dice que todo esfuerzo humano por muy dedicado y muy elaborado que pueda ser, sin la obra de Dios es totalmente inútil y sin valor alguno; la razón para que todo proyecto humano sea considerado vano es el no tomar en cuenta a Dios ni urgir por su consejo o dirección perfecta.
Pensemos por un momento que cada cosa que hacemos es temporal, mientras que las cosas que Dios hace son eternas, eso significa que todo lo que emprendamos sobre esta tierra siempre será regido por lo temporal y pasajero, sobre todo si lo que hacemos es pecaminoso o con acciones malas no obtendremos mayor fruto que algo totalmente negativo.
Por el contrario cuando se hace un proyecto bajo la voluntad de Dios, con propósitos espirituales, correctos y justos a la luz de las escrituras, el resultado es algo totalmente bueno porque será Dios quien proceda a realizar según su soberana voluntad, por mejor camino y de manera correcta aquello que lleve como fin honrarlo y glorificarlo.
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