Todos tenemos prioridades en nuestras vidas, cosas que queremos alcanzar, metas que lograr, objetivos que cumplir, sueños que hacer realidad; siempre es buenos tener algo porque luchar en esta vida, pero pocas veces pensamos en hacer o cumplir metas que trasciendan la vida física, por la sencilla razón que muchos olvidamos que la vida no acaba con la muerte y que los cristianos deberíamos vivir anhelando un premio mucho mayor (la vida eterna), pagado con el mayor de los precios (Jesucristo) y que sobrepasa a cualquier sueño que podamos tener.
Donde esta vuestro tesoro
La Biblia no dice que cuando Jesús camino entre nosotros, enseñó a tomar prioridades mas valiosas y que las personas deberían hacer para si tesoros en el cielo, puesto que allí perduran eternamente, muy por el contrario a cualquier tesoro que se pueda alcanzar sobre la tierra; esto que Jesús dijo iba enfocado a tomar muy en serio la cuestión de que la vida física es pasajera y que nada servirá abonar y cultivar tesoros terrenales que terminaran aquí.
Por lo tanto los creyentes deben aprender a someter a juicio todo lo que venga a ellos para cumplir, ya que la biblia no esta diciendo que no soñemos o que no intentemos alcanzar metas, sino que seamos sabios y pensemos bien si luchar por algo aquí tendrá mayor valor que algo que dure perpetuamente.
En ese sentido si podemos luchar por nuestras metas pero con la mentalidad clara de que hay prioridades, tales como obedecer y ser fiel a Dios, pues su compensación será eterna, como ejemplo: si estamos luchando por algo que en ves de ayudarnos espiritualmente, nos aleja de los caminos de su voluntad y nos impide obedecerle, tal meta o sueño no vale la pena continuarlo.
Allí esta tu corazón
Aquí hay un calificativo muy importante por así decirlo, ya que el Señor Jesús aclaro que todos tenemos nuestro corazón puesto donde tenemos nuestro tesoro, en el sentido que cada uno de nosotros siempre amara aquello por lo que lucha, ya sea que sean buenas o malas nuestras intenciones, nuestro amor estará puesto en ello; esta ilustración deja muy claro que si amamos a Dios lucharemos y priorizaremos todo aquello que nos lleve a cumplir su voluntad, mientras que aquellos que aman mas las cosas terrenales lucharan y atesoraran por lo terrenal.
Nuestra aptitud entonces debe ser de soñar y luchar por nuestras metas, pero que estas nunca nos quiten la mirada en Dios y en obedecerle, pues además de ser una muestra del verdadero amor que tenemos hacia Dios, la compensación tendrá mucho mayor valor y peso que cualquier premio obtenido terrenalmente.