La grandeza del evangelio esta (entre muchas cosas) en la humildad de nuestro Señor Jesucristo, quien estuvo dispuesto a ser herido, molido y quebrantado en lugar nuestro y pagar con su vida el rescate de nuestras vidas; esta grandeza no debe ser tomada a la ligera ni menospreciarse, por el contrario, cual gema preciosa debe valorarse y apreciarse sin cansancio, sabiendo que sin su ofrenda de vida, la condenación y la perdición eterna en el infierno seria todavía sobre nuestras cabezas.
Pecado, enemistad y dolor
Todo lo que el hombre pueda producir o hacer en un sentido espiritual esta contaminado por nuestro incesante y pecaminoso orgullo; si vemos el texto con detenimiento notaremos que lo único que aportamos al evangelio es pecado, enemistad y dolor; cosas por las cuales el hijo de Dios, tuvo que morir para poder conciliarnos con Dios, de manera que de no ser por su gracia, estaríamos aun perdidos y sin esperanza
Debemos empezar a ver hacia Cristo con admiración y fe, sabiendo que el precio que pago fue alto comparado con lo que valemos sin él, pues la Biblia describe ala humanidad como enemigos de Dios, sin Justicia alguna en nosotros y sin deseo alguno por hacer lo bueno (Romanos 3: 10 – 18) no debemos pues cobijarnos bajo falsas ideas de orgullo, sino que con la misma humildad y sumo agradecimiento debemos darle gloria a Dios por la gracia mostrada.
Perdón, paz y sanidad
Gracias a Dios porque ahora podemos gozar de perdón, paz y sanidad, todo esto como fruto del sacrificio de Jesucristo, quien no estimo su propia vida y dispuso su cuerpo humano para sufrir lo que nosotros debimos sufrir, por ese favor mostrado ahora podemos no solamente tener reconciliación con Dios, sino que también Paz sabiendo que ahora somos hijos de Dios por adopción y además sanidad tanto espiritual como física, puesto que su favor yace con nosotros.
Es intolerable pues que como cristianos vivíamos pretendiendo ser nosotros autosuficientes y seamos capaces de querer vivir alejados de Dios; al contrario, cada uno de nosotros debe volver todos los días al calvario (en un sentido figurado) y mirar hacia esa cruz en la que todas nuestras penas fueron dejadas, para que nunca olvidemos cuan grande amor mostro el Padre por aquellos a quienes ahora nos ha dado vida de entre los muertos, consolación y paz por medio de su Hijo Jesús.
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