La reacción de todos los cristianos ante las amenazas y problemas en contra de su fe debería ser de oración y valor, justo como cuando aquellos primeros creyentes se vieron amenazados por los detractores de su fe, no pensaron en huir, ni en esconderse y no salir; muy por el contrario buscaron el rostro de Dios y en el nombre de su Señor Jesucristo oraron pidiendo denuedo (valor) para no desistir en su labor evangelizadora.
Los tiempos no han cambiado mucho desde entonces, aun hoy en día hay opositores de nuestra fe, y utilizan toda clase de artimañas para hacernos retroceder del camino, de manera que la actitud de los creyentes debe ser semejante a la de los que describe la Biblia, sin embargo no es así en muchos casos, parece que de laguna manera hemos olvidado el poder de la oración y la gracia de nuestro Dios que prometió estar con nosotros.
Las amenazas y la oración
Podemos leer en las escrituras, que los creyentes suplicaron a Dios ver las amenazas de sus enemigos, las cuales se habían ganado por predicar el evangelio de Jesucristo, algo que obviamente el Señor ya sabia pues lo ve todo, pero que los creyentes hacían de referencia para que Dios se compadeciera de los que sufrían por causa de su fe; a nosotros por igual, al ser maltratados por lo que creemos, no deberíamos ponernos a llorar en soledad, sino mas bien, clamar a Dios y suplicarle ver las calumnias que contra nosotros profieren por causa de no retroceder de nuestra fe.
La oración se vuelve pues, en el primer recurso del que todo creyente abatido debe hacer uso, ya que Dios velara por los suyos, en mayor caso cuando por causa de su fe, estaos siendo hostigados; y hacer ver a Dios las amenazas que levanten contra nosotros es para que Dios derrame de su gracia sobre nosotros y conceda su auxilio y consuelo a nuestro favor.
Valor para no desistir
Algo muy común es hacer oración y pedir retribución o venganza, mas no fue así para estos creyentes que describe el libro de los Hechos, sino que ellos suplicaron mas valor para seguir en la misma acción, porque sabían que lo que hacían era lo justo y lo que se cometía contra ellos era injusto. Debemos por lo tanto aprender a pedir sabiamente, puesto que muchos piden lo contrario de lo que deberían pedir a Dios; la venganza y la retribución son de Dios y a nosotros nos corresponde pedir mas valor para no desmayar de nuestra tarea.
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