Como creyentes que somos, todos nosotros debemos estar convencidos de nuestra posición delante de Dios, no puede caber duda alguna de su autoridad y soberanía en nuestras vidas y nuestra confianza hacia él debe ser aun mayor; no podemos ceder lugar a nadie para que nos llenen con ideas y mentiras que tienen como propósito separarnos de la verdad y someternos a ideas vanas aunque estas vengan vestidas de buenas intenciones. Jesucristo sabia que existen hombres que pretenden dominar a otros incautos por medio del temor y es por eso que los confronta a ellos y nos advierte a nosotros acerca de tener valor, temor y confianza en Dios.
Valor
4 Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.
El Señor Jesucristo en referencia a los fariseos (maestros de la ley que no practicaban lo que enseñaban) dice a sus oyentes que no debían tener miedo a aquellos que solo pueden dañar físicamente (pues ellos exigían practicas duras y condenaban a quienes no hacían lo que ellos ordenaban) pues la autoridad de los mismos se limitaba a esta vida física, mas no podían hacer nada después de esto. Jesucristo nos hace entender que no podemos vivir temiéndole a personas así, que solo pueden dañarnos temporalmente; debemos cuidarnos con mucha prudencia de esa clase de personas sin caer en el temor.
En ese mismo sentido los cristianos debemos dejar de tener temor por las personas que quieren controlar nuestra manera de pensar y limitar nuestra fe con erradas enseñanzas o tradiciones que ni ellos mismos pueden sostener, así como de personas malintencionadas que pretendan mermar nuestra confianza en Dios con cualquier tipo de cosa, comprendiendo que no tienen mayor autoridad sobre nosotros que la que Dios pueda concederles y se limitan solamente a la vida terrenal (como las personas que pretenden aferrarnos a la religión tradicional por medio de amenazas o las personas que quieren forzarnos a cumplir lo que ellos no cumplen).
Usted no debe temer defender su fe, debe ser celoso y valiente cuando hable de ello, no debe sentirse menos por ser cristiano; debemos pues crecer en el conocimiento y en la gracia de Dios (2° Pedro 3: 17 - 18) para poder mantenernos firmes y resistir cualquier burla, amenaza o engaño; pero es necesario que seamos perseverantes para no ser arrastrados por el error porque estas personas usan el miedo como vehículo para tomar autoridad sobre nosotros; depende de mucha madurez poder hacerles frente y es allí donde debemos trabajar nosotros. Como incentivo debemos recordar que la mentira nunca puede contra la verdad y eso debe llenarnos de valor que nuestra fe es verdad (no un juego).
Temor
5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.
Jesucristo prosigue diciendo que ha de enseñar a quien verdaderamente deben temer las personas, es a Dios dueño y señor de todo, quien si tiene autoridad de quitar la vida de los hombres y después de eso poder echarnos en el infierno; Dios tiene la potestad sobre toda la creación y su palabra es verdad absoluta, por lo que todo ser humano que se somete a su voluntad es sabio y prudente (Job 40: 2) es debido a eso y mucho mas que al único a quien deben temer las personas es a Dios dueño de todo.
El temor del que habla el texto que debemos sentir hacia Dios trasciende del simple miedo a la obediencia a su palabra ( Proverbios 1: 7) Podemos notar que los fariseos de quienes hablaba el señor Jesús querían infundir temor para recibir respeto y obediencia pero no tenían fundamento para hacerlo, al contario de Dios a quien debemos serle obedientes y respetar su voluntad porque el tiene toda autoridad como fundamento.
Como cristianos debemos preocuparnos de obedecer antes a Dios que a los hombres (Hechos 4: 19) y sostener la verdad de nuestra fe aunque esto suponga el desprecio, pues de nada vale la comodidad terrenal a cambio de doblegar nuestros principios; por lo tanto debemos preocuparnos por conocer crecer en nuestra experiencia con Dios y obedecerle antes que a nada y a nadie.
Yo tengo firme mis convicciones, mas debo confesarles que yo si tengo algo de miedo por mi hijos, pero no de la maldad y el odio de este mundo, ni de la violencia que se ha desatado, ni de la crueldad de los hombres; lo que en verdad me quita el sueño y me hace sentir miedo es pensar que ellos no le tengan temor a Dios y obedezcan a los hombres, tengo miedo de que vengan a la escuela dominical y solo los entretengan con dibujitos, que cuando asistan a los jóvenes se vuelvan carnales y egocéntricos, que cuando se congreguen les prediquen ideas humanas y terminen obedeciendo a hombres para tener paz. Ruego a Dios porque esto no sea así y sean temerosos de él.
Confianza
6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
7 Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.
Jesucristo concluye diciendo que aunque debemos temer a Dios debemos confiar en él y no dejarnos infundir temor por los hombres ya que Dios tiene gran aprecio por nosotros, al punto de que ni nuestros cabellos caen sin su autorización; esto lo ejemplifica con la compra de pajarillos que se utilizaban para los sacrificios en el templo, los cuales aunque de muy poco valor monetario, Dios no los olvidaba ni los menospreciaba. De mucha mayor estima somos los hijos de Dios a quienes compro con la sangre de Jesucristo.
Debemos tener confianza en que el valor que tenemos ante Dios es mayor que la estima de los hombres, esta confianza debe conducirnos a la obediencia a la voluntad divina y esta obediencia debe llevarnos a ser valientes y defender con orgullo nuestras convicciones y nuestra fe; el nivel de celo por nuestra fe medirá la confianza que le tenemos a Dios (es así como hay muchos débiles que prefieren el aplauso y la aprobación de los hombres porque simplemente temen mas al que dirán de ellos y prefieren tener paz)
Dios nos cuida celosamente, por lo que es sumamente ilógico temerle a los hombres que quieran subyugarnos con erradas ideas y vidas vacías; el valor que tenemos para él es grande pero no porque nosotros seamos importantes, sino porque pago un alto precio para atraernos a él; seamos valientes para defender nuestra fe, temerosos en ser obedientes con Dios y confiados en su grande misericordia.