¿Te has detenido últimamente a pensar en las maravillas de Dios? Seguramente no, ya que estamos en tiempos muy agitados, entre el afán del trabajo o los estudios, los gastos del hogar y los hijos, las deudas y los problemas que enfrentas a diario con los que te rodean e incluso en la iglesia; vives intensamente y estas tan ocupado queriendo resolver tus asuntos que cuando llega la noche solo te acuestas o revisas tus redes sociales y duermes porque seguramente estas cansado.
Lo irónico de nuestra época actual es que estamos tan afanados que no disfrutamos la vida porque sencillamente no tenemos tiempo para quien puede ayudarnos y hacernos disfrutarla, todo porque queremos vivir al margen de las situaciones y pensamos que es inútil depender de la fe solamente y que es mejor esforzarnos; todas estas cosas nos hacen nublar nuestra mirada de la bondad de Dios y dela maravillas que nos rodean.
En Job 37: 14 nos encontramos esta interesante situación en la que al desdichado Job se le dice que se detenga por un momento y medite profundamente acerca de las maravillas que lo rodeaban y que habían sido hechas por Dios; Pero ¿Como ver las maravillas de Dios cuando estamos sufriendo? Esto requiere un poco de madurez espiritual para comprender que a pesar del sufrimiento y la angustia que tenemos, Dios tiene el control absoluto y es soberanamente permitido por Él.
Si realmente nos detenemos a observar veremos como estamos absolutamente rodeados por la gracia y la misericordia de Dios, quien controla aun las cosas mas pequeñas y sustenta con su poder todo lo que existe, además si nos detenemos a considerar comprenderemos que todo cumple sus divinos propósitos; pero muchas veces nos privamos de todo este grandioso y sublime acto de Dios por estar afanados y sentirnos que no tenemos tiempo cuando el tiempo que tenemos Dios nos lo ha dado.
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