Dios es bueno y bondadoso en gran manera con sus hijos; la causa de tan grande bondad no esta en las acciones de los hombres, sino en el misericordioso corazón de Dios que se compadece de nosotros y de nuestras debilidades, y con su gracia y amor eterno nos brinda beneficios incomparables y bendiciones sin fin; basta con dejar de mirar con ojos incrédulos para darnos cuenta de cuanto estamos rodeados de su bondad; por lo tanto es necesario que seamos agradecidos y no olvidemos nunca cada uno de sus beneficios.
Últimamente existe una tendencia a la negatividad de parte de algunos cristianos en cuanto al tema de ser agradecidos con Dios, talvez se deba a la manera en que ellos esperan las bendiciones de Dios, pues estamos rodeados de tanto humanismo que muchos quieren medir las bendiciones con lo material, con poseer y con acaparar; el problema de tener la mente tanto en lo material es que nos volvemos personas que solo piensan en lo terrenal y lo temporal y no apreciamos las pequeñas cosas y mas aun las cosas eternas.
Jesucristo predicó acerca de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, añadiendo que todo lo demás (que necesitemos) vendría por añadidura (Mateo 6: 33) lo que nos muestra la relevancia de mirar con ojos espirituales antes que con los terrenales; para decirlo de mejor manera, debemos poner nuestro rumbo hacia las cosas que son agradables a Dios y podremos ver cuan grandes cosas hace Dios por nosotros en nuestras vidas, si hacemos esto veremos con mayor claridad cada uno de sus beneficios.
Lo que no debemos olvidar es bendecir a Dios por todo lo que hace por nosotros, y hacerlo de lo mas profundo de nosotros, de nuestra alma, no solamente de manera superficial y vana, sino con verdadero sentimiento de gratitud y dispuesto a demostrarlo con nuestros actos de gratitud y servicio a Dios, ciertamente no pagaremos sus bendiciones, pero demostraremos nuestra sinceridad haciendo la voluntad de Dios.
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