¿Quienes somos nosotros para que Jesús viniera a nacer entre los hombres? ¿Quien de entre todos nosotros es digno de recibir al Hijo de Dios encarnado? Ciertamente ninguno de nosotros puede atribuirse la justicia necesaria como para tan grande bondad de parte de Dios, y es precisamente esa incapacidad humana la que hace mas grandioso el nacimiento de Jesús, porque allí quedó demostrada la benevolencia de Dios, quien dispuso entregar su hijo amado para que viviese entre pecadores.
Se que para muchos esta época del año es indiferente (respeto a quienes piensen así) y también hay otros que solo se preocupan de consumir y recibir regalos (necesitan reflexionar mucho sobre el significado de esta fecha) pero nosotros los cristianos que festejamos la navidad debemos preocuparnos de meditar, independientemente de la fecha o la situación, sobre la misericordia de Dios y la gracia mostrada hacia nosotros y en el bondadoso acto del nacimiento de Cristo pues no siendo nosotros nada, Dios nos visitó.
Dejemos de pensar que somos dignos de que Jesús haya venido a vivir entre los hombres, o que Dios hizo esto para traernos felicidad solamente; Cristo se encarnó y vivió entre nosotros por pura misericordia, para glorificar al Padre y salvar a los pecadores que se arrepientan y crean en el mensaje de las buenas nuevas; ¿Quien es el hombre para que tengas de él memoria? Pensemos mucho en esta pregunta y comprenderemos el verdadero significado y el valor de que Jesús haya venido a morar entre nosotros.
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