La mejor herencia que podemos darles a los niños es una educación bíblica, basada en principios y valores cristianos y bajo el temor y el respeto hacia Dios; cualquier otra cosa ya sea física o material que podamos dejarles a nuestros hijos no tiene ningún peso ni mayor valor para sus vidas como lo tendría una vida encaminada hacia cumplir la voluntad de Dios.
Esta educación basada en la obediencia a la palabra de Dios no es bien vista en estos tiempos modernos y humanistas en los que vivimos ya que atenta contra las libertades sociales modernas, sin embargo como cristianos y seguidores fieles de Jesucristo debemos adoptar una postura firme y enseñar los verdaderos valores bíblicos aunque la sociedad opine lo contrario, esto es primeramente porque así cumplimos los propósitos divinos y además creamos en nuestros hijos personas de altos valores y grandes principios, justo lo que la sociedad necesita.
También debemos entender que es urgente realizar la tarea de educar a nuestros hijos en la Palabra de Dios, porque el mundo no perderá tiempo en hacer lo contrario, llenándoles la cabeza de ideas ajenas y extrañas llenas de relativismo moral y de aceptación de normas inmorales; se vuelve entonces crucial que eduquemos a nuestros hijos en los caminos correctos que los llevaran a tierra de paz y les dará la oportunidad de experimentar la salvación de Dios.
Si no nos preocupamos por hacerlo, nadie mas lo hará, ya que es responsabilidad cristiana y paternal educarlos en el camino de la verdad con verdadero amor y compasión, así tendrán la oportunidad de conocer a Dios en la practica y no solamente por lo que oyen de otros; lo que también nos responsabiliza a educar a nuestros hijos no solamente con la palabra escrita sino que también con el ejemplo de vivir vidas rectas y apegadas a sus enseñanzas, sin hipocresía ni a medias.
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