Nunca debemos olvidarnos de Dios y de lo que él representa en nuestras vidas, esa fue la razón de muchos sufrimientos que vivió el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, y aun como cristianos en nuestros tiempos, estamos expuestos a semejante descuido y sus consecuencias; razón por la cual debemos siempre hacer memoria de quien es nuestro salvador y lo que debe significar esto para nosotros.
El problema de la humanidad esta en olvidar su dependencia de Dios y de recordarlo solamente cuando se encuentran angustiados, es algo que lamentablemente esta arraigado a la naturaleza rebelde y pecaminosa que llevamos sobre nosotros y que nos sirve como tropiezo ya que nos ciega con autosuficiencia y egocentrismo para no reconocer la gran benevolencia de Dios.
Las personas tienden a elogiarse a si mismos cuando han logrado algo como salir de algún grave problema, pero justamente en esos momentos angustiosos es cuando el cristiano, con otra perspectiva diferente a la del mundo, debe reconocer que existe un solo redentor y refugio en quien confiar y es nuestro Dios quien con su poderosa mano nos libra y nos cuida con grande y clemente amor por sus escogidos.
En cualquiera de los casos, sea en angustiosos momentos o en grandes logros, nunca debemos olvidarnos quien es Dios para nosotros y lo que ha hecho por nosotros, debemos traerlo a la memoria siempre que nos sea posible, antes que nos invada el deseo de creernos auto suficientes y pensemos que nuestro brazo nos ha librado, recordemos siempre que Jesucristo es nuestro libertador.
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