Las personas siempre ponen su confianza en algo o alguien, es una característica humana que nos demuestra que somos seres creados que necesitamos de auxilio del Creador y aunque a las personas no les agrade reconocer esa necesidad, no dejaran de sentirlo, ya que hemos nacido para reconocimiento y gloria de Dios; como cristianos que ya hemos reconocido esa poderosa necesidad y que la respuesta se encuentra en el rescate de Dios, debemos pregonarlo con fuerza y animo tal, que la gente busque su refugio.
Como parte de nuestro compromiso con el evangelio de Jesucristo, esta el deber de predicar, debemos hablar con convicción y seriedad de las buenas nuevas de salvación, y al decir que debemos hablar con seriedad y convicción, nos referimos a que debemos hablar de Dios y de su salvación como algo real (pues es la verdad) pero muchas veces parece tuviéramos miedo de hablar de Dios, de Cristo y de la gracia.
Ana, a quien la Biblia atribuye las palabras de 1° Samuel 2: 2 estaba convencida de quien era Dios para ella, de manera que sin dudar alguno exclama diciendo: "No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro." Si notamos ella dice en tres veces que no hay, Santo, refugio ni nadie fuera de Dios.
La misma confianza debemos expresar los cristianos acerca de Dios, sin mostrar dudas o penas, ya que nuestro propósito debe ser que otras personas vean nuestra convicción y como resultado final glorifiquen a Dios; pues no hay fuera de él nadie Santo ni que pueda proveer refugio como Dios lo hace, si decimos creer en él y parecemos tener temor, nadie nos creerá, pero si mostramos certeza y no nos movemos de nuestra confianza las personas sabrán que estamos firmes sobre la roca de salvación.
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