Hay razones de sobra para no rendirse ni detenerse en la senda del cristiano, y para resumirlas el apóstol Pablo, después de su discurso a Los Corintios sobre la resurrección y la esperanza del creyente, les hace un llamado a seguir firmes y no dejar de ser constantes en la vida cristiana; ya que aunque es una obra por momentos difíciles y dura, en el Señor las cosas nunca son en vano.
Lo que debemos tener en mente siempre, es la idea de que todo sacrificio y prueba en la senda cristiana, además de estar controlada soberanamente por Dios, es una manera en que Dios perfecciona nuestros pasos, así que seguir firmes y ser constantes son acciones que debemos practicar a diario con la mentalidad de que no estamos solos en cualquier circunstancia.
Si llegamos a comprender esa idea de que todo es permitido por Dios y que Dios es fiel, podremos también sobrellevar la carrera de la fe con mayor tranquilidad, es decir que podremos descansar en las promesas y fidelidad de Dios, de que todo lo que atravesemos en esta senda será compensado con creces en la presencia del Señor.
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