Cuando Dios quiere hacer algo en alguien, no hay quien le resista, esto algo maravilloso que sepamos que formamos parte de la familia de Dios porque así dispuso él, es maravilloso porque involucra tantas cosas que él soberanamente hizo para que llegáramos al punto de mirar hacia Jesucristo y reconociéramos la necesidad de ser salvados.
Jesús dijo que cuando alguien viene a él, no le echa fuera, y esa idea por si sola es grandiosa, pues todo ser humano que se acerca a la cruz del calvario puede encontrar refugio sin temor a ser alejado de la gracia de Dios, además de eso Jesús también dijo que esos que vienen a él es porque Dios se los ha dado, lo cual significa que desde antes de poder nosotros pensarlo siquiera, ya Dios había pensado en salvarnos.
Saber esto debe llenarnos de gozo porque nos hace ver cuan grandes son los propósitos de Dios, que con el objetivo que diésemos gloria a su nombre, se reservó el derecho de escogernos y conservarnos hasta el momento justo en que nos hiciera ver la luz de salvación y vida en si hijo Jesús. Y que nada sobre la tierra habría podido evitar que Dios nos llevase a la cruz en el momento justo.
Muchas personas aun temen buscar a Dios (hablo de quienes han sentido esa necesidad, porque hay hombres que aborrecen la luz) y piensan que son demasiado viles como que Dios se atreva a amarlos, mas no saben (y debemos nosotros decirles) que si han sentido esa necesidad, si aborrecen sus pecados y su vida entenebrecida, son justamente los que Dios esta buscando y a ellos precisamente no se les cerraran nunca las puertas, solo deben ver a Jesús y a su sacrificio, allí encontraran la paz que necesitan.
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