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No todas las oraciones llegan a Dios; esto es algo que para muchos podrá sonar mal o hasta chocante, pero es algo que la Biblia enseña y debemos entenderlo para nuestro provecho y para la corrección de otros, además de motivar a otros que se niegan a la oración constante sin saber lo que pierden por no hacerlo.
Debemos comprender que a Dios le plació dejar la oración como medio para dirigirnos a él y confesarle, nuestras faltas, debilidades y solicitarle todas las cosas que necesitamos; la oración en ese sentido se vuelve primordial para la vida del cristiano y al ser vital, no se puede restar de la conducta diaria del creyente.
Lo que a Dios no le agrada
En si, la oración no es desagradable en ningún sentido para Dios, lo que el aborrece el la actitud con la que las personas hacen las oraciones y el escritor de los Proverbios lo sabia (Prov.. 15: 8) por lo que nos lo dice manifestando el desagrado de Dios hacia aquellos que hacen sacrificios estando aun en enemistad con Dios, a los cuales cataloga de impíos; esta expresión tan dura se refería a quienes en la practica desconocían a Dios y seguían viviendo vidas en oposición a sus mandamientos.
Ahora, estas personas pueden pensar que Dios escucha sus oraciones y sacrificios por el simple hecho de ofrecer, de entregar algo y demostrar piedad externa, lo que llamaríamos ahora religiosidad ¿Pero Dios se agradara de esta clase de religiosidad? Ciertamente no si no incluye un cambio interno, un verdadero aborrecimiento del mal y un deseo de conversión.
El gozo de Dios
Por el contrario, el mismo proverbista nos dice que Dios siente gozo cuando una persona recta eleva una oración a él; esto debe ser alentador y refrescante para cualquier alma, saber que sus oraciones provocan el gozo de Dios, por lo que todo creyente debe procurar vivir una vida de oración pero también una vida recta y agradable a los ojos de Dios, ya que uno de los graves problemas de nuestros tiempos es pensar que como cristianos tenemos licencia para vivir haciendo lo malo delante de Dios y una vida de oración provechosa a la vez.
Si la oración se vuelve crucial para el bienestar espiritual debemos entonces permanecer en rectitud ante Dios, sabiendo que Dios recibirá con agrado a aquellos que primero se acercan confesando sus ofensas; así pues, se refleja una vida de oración y se respalda con una vida recta; de lo contrario en los hechos podremos notar quien hace gozar a Dios y quien no lo hace, no piense quien pues obre mal que Dios oirá sus oraciones con gozo sin haber arrepentimiento de por medio.
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