Recuerdo cuando era pequeño e iba a la iglesia, escuchaba un antiguo himno que decía: "si te sientes cansado y abatido, dilo a Cristo" Aquel himno parecía dar gran consuelo a los hermanos de mi iglesia, ya que muchos cerraban sus ojos al cantarlo y mas de alguno soltaba una lagrima, en ese entonces me parecía algo extraño, que simplemente hablar con Cristo pudiera acabar con las penas de alguien; pero al crecer me di cuenta por mi mismo que no hay mas hermosa verdad que lo que decía ese himno.
Comprendí que las penas no desaparecían las penas, pero la carga y el peso disminuía y el alma se llenaba de un aliento de vida y esperanza, porque ya no dependía de mi solo resolver los problemas, y que Dios y su hijo Nuestro Señor Jesucristo prometían estar conmigo en todo momento, eso mis amados hermanos hace levantar al mas débil y cansado de los hombre, por lo que debemos pues empezar a depender mas de Dios y decirle todas nuestras tribulaciones.
Nuestro amparo y fortaleza
En ese sentido debemos comprender una gran verdad que hoy en día muchos están obviando o negando; esa verdad es que los cristianos siempre nos enfrentaremos a problemas y circunstancias negativas, esta verdad nuestro señor Jesucristo lo advirtió (Juan 16: 33) Ahora sin razón alguna muchos están haciendo creer que esto no es así, provocando confusión y desanimo en muchos creyentes, pero debemos tener esto muy claro, que siempre tendremos oposición por causa de nuestra fe, además de las circunstancias naturales que todos vivimos.
Lo bello y maravilloso no esta en que no tengamos aflicciones, sino en que nunca estaremos solos en medio de tales aflicciones; esta es la verdad central de lo que quiero enseñarles, debemos entender que el hecho de que Dios se nos presente como amparo y fortaleza es por la razón de que necesitamos y dependemos de él, debemos pues, ejercitar la fe y la confianza y afianzarnos fuertemente de esta verdades como a pilares que sostengan nuestras vidas ante tales circunstancias.
Pronto auxilio en las tribulaciones
Por tal razón los cristianos demostramos confianza, algo incomprendido para el resto del mundo, asi como cuando yo era niño y veía a los creyentes cantar a Dios su confianza en él; ya que las personas suelen confiar en lo que ven y no en lo que se les promete, sin embargo los cristianos debemos confiar en quien nos ha prometido ser nuestro pronto auxilio en medio de las tribulaciones.
Significa esto que todos debemos aprender a correr al amparo de Dios; sin dudar de ninguna manera que el vigila por nosotros, si hemos llegado a perder la confianza, pueda que seamos nosotros personas que hemos empezado a creernos autosuficientes, es peligroso y arrogante alejarnos de Dios para cubrirnos en nuestras propias fuerzas.
Cantémosle pues a Dios nuestra confianza, expresémosle con hechos nuestra fe en él y vivamos siempre bajo la sombra de sus alas, sin duda alguna que él guarda a quienes han creído y depositado su confianza en su fuerza y protección.
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