Tantos cambios suceden en nuestras vidas desde el día en que nacemos hasta el final de ellos; cambios tanto físicos como mentales, emocionales, de aptitud y carácter, etc.
De alguna manera siempre estamos cambiando, incluso a diario podemos tomar decisiones que cambian el resto del día, desde lo mas pequeño hasta grandes acontecimientos, esto es algo natural y muy necesario para todos; sin embargo, todos llegaremos al punto de necesitar algo estable en que seguir confiando y la prueba de ello es en nuestra monotonía a pesar de los cambios.
llegamos a nuestras casas después del trabajo o el estudio porque necesitamos un lugar seguro y estable en donde refugiarnos, visitamos a las mismas amistades de ves en cuando porque necesitamos personas estables con quien relacionarnos y realizamos las mismas rutinas cada mañana porque esto nos brinda seguridad; sin estos pequeños círculos de monotonía nuestra vida seria un caos y no tendría rumbo ni comprensión y mucho menos seguridad.
Alguien en quien confiar
Ya que el ser humano necesita algo o alguien seguro y firme para completar su necesidad de confianza y seguridad, La Biblia nos presenta a Dios como alguien en quien podemos hallar lo que necesitamos para completar esa necesidad; y es que la Biblia nos dice que podemos confiar en Dios y que al hacerlo nos traerá dicha o gozo; debido a la necesidad de algo estable, y en este caso, de alguien estable, firme y seguro de quien podernos aferrar cuando las cosas no van bien
Debemos entender que, sobre la faz de la tierra no encontraremos a nadie mas firme que Dios, el mismo se hace llamar en Las Escrituras "Roca Fuerte" y afirma esta verdad diciendo que nadie que se afiance en el podrá caer jamás, todas las demás cosas en las que podamos depositar nuestra fe, tarde o temprano cambiaran, al igual que nosotros, pero Dios seguirá siendo firme y confiable.
La alegría de saber que Dios es firme
Si podemos hacer cosas diferentes cada día y emprender siempre algo diferente, realizar los cambios que deseemos, pero nos acostumbramos a volver siempre hacia Dios, encontraremos la dicha de tener siempre donde volver; precisamente esto le falta a este mundo, millares de personas vagan en inseguridad porque no tienen en quien depositar su fe, viven en constantes cambios y su temor al no tener algo firme los hace inestables, y lo podemos ver en hogares destruidos y vidas arruinadas.
Nosotros que conocemos a Dios y le llamamos Padre, podemos mantenernos firmes ante cualquier cambio porque tenemos un lugar al cual regresar y tenemos la confianza que siempre habrá allí alguien esperándonos; alguien que nos espera allí en la hora de oración, en los momentos de congregación, en las situaciones de tentación, en la hora de la prueba. Siempre estará allí, Él lo prometió y debemos creerle y acercarnos a él.
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