La gente tiene sed, mucha sed, de justicia, de libertad y de paz en sus almas; pero nadie sabe como obtener alivio y calmar la sed de sus almas, buscan a través de diferentes medios poder colmarse y olvidar las penas internas que cargan, deseando que por lo menos pasajeramente puedan sentirse aliviados.
en la Biblia se encuentra un relato muy realista y muy preciso sobre este tema y es la ocasión cuando el Señor Jesús se encontró con una mujer Samaritana que se disponía a sacar agua de un pozo, una mujer que por las características que da el Evangelio de San Juan, era una mujer muy poco respetada y talvez despreciada, la verdad solo podemos saber que se acercó sola a buscar agua sin esperarse que encontraría a un hombre que después de unas breves palabras le ofrecería agua, pero no simple agua, sino Agua de Vida.
aquella mujer sin mucho futuro, cargada de penas y algo incrédula, escucho así las palabras de Jesús ofreciéndole agua de vida que haría que ella no volviera a tener sed jamás; una oferta muy grande para todo aquel que ya esta cansado y abatido de las injusticias de la vida y para aquel oprimido por su pecaminosa condición.
la oferta sigue aun en pie, no fue solo para aquella mujer que hayo alivio para sus cargas y vida vacía; es una invitación para todo aquel que quiera beber de esa fuente y quiera abandonarse en la frescura de las palabras de Jesús, cientos de miles de personas a través de miles de años hemos conseguido apagar nuestra sed en esas aguas y el Señor ha hecho brotar en nosotros fuentes de agua que saltan para vida eterna y hoy lo compartimos con quiera venir y beber.
Si aun estando a los pies de ese pozo y habiendo probado de esas aguas, mi amado hermano, aun tienes sed, puede que no hayas bebido aun de esas aguas, sino que solo te hayas acercado a apreciarlas, lo cual les pasa a miles; no sirve ver la fuente de agua sino bebes de ella, sumérgete en Cristo, conócele de verdad, él es la fuente de vida y al beber de él obtendrás alivio, paz y perdón de pecados, no lo aprecies solamente, debes beber de él.
Y a todos aquellos que aun no han bebido de esa fuente la invitación seguirá abierta, acérquense y tomen gratuitamente, nada podrá compararse al alivio que encontraran en esas fuentes, y lo atestiguamos todos aquellos que ya hemos experimentado eso y hemos decidido seguir sus pasos, ya que no podemos vivir sin él, y ahora le compartimos como alguna alguien lo hizo con nosotros.
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