En el libro de los Hechos (17: 22 – 34) encontramos tanto el mensaje del Apóstol Pablo a los Atenienses, como su reacción al evangelio; a pesar de ser personas muy religiosos, pensantes y de gran cultura, su reacción a las palabras de Dios predicadas por Pablo fue de desprecio por medio de valores muy destructivos; sobre todo porque quienes reaccionan así piensan que están en lo correcto y son incapaces de escuchar razones sobre su pensamiento.
El creyente debe saber cuidarse de personas así, que merman la fe de muchos con ideas disfrazadas de buenos valores y que son capaces de convertir a los mas fieles que se descuidan en detractores de la predicación, y también debemos aprender que ninguna regla puede sobreponerse a la obediencia a los mandatos de Dios y esto solo puede lograrse si se actúa fielmente a lo que La Biblia nos dicta.
32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
La narración bíblica nos describe la reacción de los ciudadanos de Atenas que se habían reunido para escuchar al Apóstol Pablo predicar sobre estas "cosas extrañas" (v. 20) para ellos; según nos afirma el relato la curiosidad de sus oyentes termino en burlas y desprecios para la exposición del evangelio, evidenciando el verdadero propósito de estos hombres, que no era mas que puro interés fingido por escuchar algo nuevo.
Podremos notar entonces que aquí destacan dos características muy frecuentes en las personas inconstantes y muy peligrosas para los que nos llamamos cristianos, las cuales son la Ignorancia y la Indiferencia; estas dos se evidencian en las burlas (ignorancia) y en el desprecio (indiferencia) que tuvieron los Atenienses a la predicación. Y son realmente patrones de conducta nocivos, ya que alejan de la verdad y vuelven necias a las personas que se cobijan bajo estas actitudes.
La iglesia debe fijarse bien ante las señales de advertencia que dan esta clase de personas para corregir pronto un problema que puede crecer si no se detiene a tiempo; sobre todo en esta época donde la falta de interés por la lectura bíblica y la poca insistencia en inculcar los valores y principios de la fe ha permitido, que el humanismo se mezcle y contamine pilares fundamentales que antes regían el estilo de vida de los creyentes y sustituyéndolos por filosofías secas y vacías que no producen fruto.
La ignorancia
Cuando una persona rechaza deliberantemente la predicación de las Escrituras esta actuando con ignorancia ya que rechaza el máximo consejo y el único mensaje de salvación de su alma; y todos estamos propensos a cometer este error cuando cerramos nuestros oídos a la reprensión y exhortación de quienes nos aconsejan con una biblia abierta. Por ello los creyentes deben aprender a ser receptivos y tomar el mensaje con una mente dedicada y estudiosa.
Pero a pesar de la advertencia existen personas aun en las iglesias que han perdido todo interés real por la Biblia, al punto de minimizarla a una parte obligatoria del culto de la cual no pueden prescindir, pero que no quieren escuchar; haciendo circular todo su interés en torno a las emociones y las experiencias. Al punto de no cuestionar nada de todos los participantes de la adoración o de la manera de hacerlo, pero cuestionan todo sermón con precisión de cirujano y hacen mofa de la verdad para no absorberla y mucho menos valorarla.
Lo podemos ver en la manera que hacemos que las personas se acerquen a la iglesia, traemos payasos para los niños, música para los jóvenes, comilonas para los adultos, medicina y donaciones para los invitados y al momento de abrir la Biblia nadie esta escuchando; el interés se pierde y se amontonan en los pasillos sintiendo todo deseo de salir a la hora del mensaje, se incomodan y piensan que hablan de ellos; no podemos nosotros permitir que esto continúe, debemos sanear pronto esta actitud o terminaremos haciendo cultos sin Biblia.
La indiferencia
Esta actitud podría ser mucho mas peligrosa que la anterior debido a que el ignorante rechaza el mensaje, mientras que el indiferente lo escucha y prefiere dejarlo para mas tarde, cerrando sus oídos y negándose a hacer lo que se le ha enseñado, este sabe la verdad y como debe actuar pero prefiere hacer todo lo contrario ya que no quiere cambiar su comodidad, piensa que tiene mucho tiempo y que nada perderá con seguir igual como esta y que nada ganara con hacer lo que se le dice.
Dios siempre reprobó esta actitud de su pueblo y lo podemos ver en el Antiguo Testamento, como conociendo y siendo portadores de La Ley, preferían hacer todo lo contrario a los dictaminado por Dios; lo mismo sucede en muchas congregaciones con muchas personas que aunque saben lo que Dios demanda de quienes dicen profesar fe, piensan que no están obligados a vivir para quien los rescato de la perdición eterna en el infierno, pues pueden hacerlo mas tarde y nada pierden y nada ganan (según ellos)
Esto es mas evidente después de cada sermón, como nos alejamos a seguir viviendo y practicando las mismas cosas a las que hace unos minutos hemos dicho con todo pulmón que no haremos, y dejando a un lado todas las promesas que cantamos a ojos cerrados y manos levantadas; lo peor del caso es cuando justificamos nuestra indiferencia con el no estar de acuerdo con lo que se nos dice y decimos que lo haremos cuando los demás cambien, pues evidenciamos mas nuestro deseo de no obedecer A DIOS.
33 Y así Pablo salió de en medio de ellos.
El apóstol Pablo viendo que nada obtenía decidió retirarse de en medio de estas personas; acción que es elogiable ya que quedarse se podía comparar a hablar con las paredes; prefirió llevar su mensaje a donde fuese recibido y practicado con ansias de obedecer a Dios, el apóstol sabia que seria mas fructífero tanto para el mismo como para otros seguir predicando fuera de aquel lugar.
Esta actitud debe ser ejemplo para quienes verdaderamente motivados por el Espíritu de Dios han decidido ser obedientes y no quieren cerrar sus oídos a las advertencias del Señor ni quieren ser indiferentes a la verdad; es una actitud de valientes reconocer que muy poco se hace estando rodeados con personas que no quieren progresar en el camino angosto; y que prefieren retozar mientras el tiempo del fin se acerca.
Estar rodeados de personas sin motivación alguna es sumamente peligroso porque lo único que hacen es atrasar (ignorantes) y estorbar (indiferentes) debemos pues alejarnos de quienes con apariencia de piedad no hacen mas que hacernos dar vueltas en círculos sin llegar a ningún lado; y podremos reconocerlos de manera muy sencilla, podrán aparentar mucho y hacer mucho, pero si lo que hacen y dicen es contrario a la Biblia, si dejan la obediencia para después, si estorban al momento de escucharla y contradicen todo lo que escuchan de ella, corre y sal de en medio de ellos.
34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Damaris, y otros con ellos.
Al ver que el apóstol Pablo salía de en medio de los ignorantes e indiferentes, aquellos que realmente habían sido movidos por Dios a la fe y querían escuchar mas, se juntaron con él; característica mucho mayor y mas sensata de aquellas personas, que viendo la necesidad en ellos y el mandato de Dios a arrepentirse y creer en Jesucristo para vivir en obediencia; siguieron al mensajero para seguir llenando sus vidas de aguas de vida eterna y fundamentarse sobre la roca de vida.
Lo que nos enseña que debemos también nosotros además de alejarnos de quienes no quieren progresar, debemos juntarnos con quienes si nos echaran una mano en la senda del cristiano; ya que esta clase de personas nos guiaran y nos ayudaran a vivir mas cerca de la voluntad de Dios. Debemos por lo tanto motivarnos unos a otros a actuar de esta manera para el bien de todos y la gloria de Dios
Podemos de igual manera que los anteriores, identificar con facilidad a quienes quieren progresar en su fe; hablan la verdad y viven lo que predican, aconsejan y ayudan a que escuches mejor Las Escrituras, siempre te hablan con la biblia y aunque sea dura, nunca te ocultan la verdad; y solamente se enojan con la mentira, la falsedad, la ignorancia y la indiferencia.
Debemos pues ser personas receptivas a la Palabra de Dios, alejándonos de quienes no quieren serlo; no despreciándolos, sino exhortándoles a que dejando la ignorancia y a indiferencia sigan la senda que nosotros recorremos con el deseo de agradar a Dios antes que a nosotros mismos; esta el aptitud que Dios quiere de nosotros cada vez que abramos la Biblia.
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