Todos atravesamos alguna vez en tempestuosas situaciones, donde hemos lanzado nuestras esperanzas a cualquiera que pueda auxiliarnos, sin recibir ninguna respuesta positiva y hemos perdido toda esperanza de ser rescatados. Es alli, cuando se agita el mar de las aflicciones con mas fuerza y golpea sin piedad contra nosotros que Dios interviene para darnos salvación, cual si fuera la unica manera en la que el ser humano le prestara atención, extiende su mano en medio de la calamidad y nos saca de aquella tormenta en la que solo hubiesemos perecido y nos ofrece refugio y aliento para descansar en El.
Fortaleza, fuerza y refugio
Asi es llamado el Señor Dios a los ojos del profeta Jeremias, quien ya habia experimentado angustias indescriptibles y podia de primera mano decir que Dios es la unica esperanza viva, real y eficaz sobre la tierra y en esta vida para cualquiera que con fe se acerca a su trono de misericordia.
Pensar en estas palabras y ver con esa clase de ojos a Dios nos vuelve en fuertes candidatos para ser rescatados y gozar de su gracia, pues muchas veces el orgullo y la ciega autosuficiencia no nos permiten ver a Dios como fortaleza, fuerza y refugio, por lo tanto no podemos experimentar su favor, pues a Dios no le agrada compartir su favor con quien neciamente lo menosprecia.
Es alli donde se vuelve pues necesario pasar por medio de terribles tormentas, para que el ser humano baje su cabeza y aquellos que ya le reconocimos recordemos que si aun nuestra barca sigue en flote, es porque Dios a sido hasta este momento nuestro refugio, nos ha dado fuerzas y nos da la fortaleza de seguir al pie del cañon.
Creamos pues en la Biblia como en la palabra de Dios y naveguemos pues hacia El, confiando que apegados a él, las olas de la aflicción no podran hacer nada para hundirnos, podran golpearnos y mojarnos, mas no lograran su objetivo al lado de quien aun la muerte no pudo derrotar, de Jesucristo, a quien la Biblia describe como la roca de Salvación y en cuya roca nadie perecerá
CONCLUSION:
Cuando la tormenta arrecie y amenaza con undirnos, solo queda refugiarnos en aquel que la muerte intento undir con toda su furia y no lo logro, en Jesucristo, la roca de Salvación paractodo aquel que cree.
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