Una frase muy conocida entre los cristianos es que hay poder en la palabra de Dios, y es muy cierto que cualquiera de los que hemos rescatados por Jesús podemos atestiguarlo; ya que son millares a través de la historia que pueden decir cuan grande ha sido el cambio obrado por medio de la lectura de la Biblia y del conocimiento de la Cruz.
No existe ningún otro libro sobre la tierra que haya transformado de manera radical a pecadores, perdidos y transgresores, y los haya vuelto a un camino de santidad y de vida piadosa; aunque muchos hayan sido reformados por toda clase de filosofías y hayan tomado vidas mas cultas y buenas, solo La predicación de la Cruz transforma con verdades que hasta un niño puede entender.
La Palabra de la cruz es locura para los que se pierden
Se que quienes lean estas líneas con Jesucristo en sus corazones podrán decir amen conmigo, mas para las demás personas que aun no han creído a este mensaje, seguramente ha de parecerles una enorme locura y es lógico pues la Biblia misma lo dice, pues esta verdad no puede ser analizada por una mente oscurecida por el pecado.
El mundo y el pecado ha cegado la capacidad de los hombres de ver en Jesús y en su cruz un poco de esperanza, y les enseña que con un poco de sacrificio de parte suya pueden ser tan buenos y tan justos como para alcanzar el favor de Dios; por eso les parece una locura aferrarse ciegamente a la Cruz del calvario, pues piensan que no es suficiente.
A pesar de ver como el evangelio nos ha cambiado y transformado, nos ha dado nueva dirección, gozo y esperanza, prefieren seguir creyéndose autosuficientes, y toman como locos a quienes confiamos en el poder de La Cruz, no pueden por lo tanto ver que nuestra confianza descansa en el poder y la justicia de Jesús.
La Palabra de la cruz es poder de Dios para los que se salvan
Pero Gloria sea a Dios porque para aquellos que creemos en el evangelio y en el sacrificio de Jesucristo, es poder de Dios, poder para cambiar y transformar y dar vida a quien no la tenga; esta verdad es maravillosa para aquellos que hemos sido iluminados con la luz de Dios para poder ver que solo yendo hacia esa cruz podemos huir de la ira venidera que se aproxima sobre la humanidad perdida que rechaza a Dios.
Nuestra oración debe ser entonces dirigida a Dios en suplica por aquellos que no han conocido ese poder y que toman como locura la predicación de la cruz, porque sabemos que mayor locura es seguir aferrados a nuestras propias fuerzas, y debemos hablar sin vergüenza de esa gracia de Dios que transforma vidas y perdona pecados.
Podemos hablar de todo lo que Dios hace, de sus milagros y prodigios, pero no nos cansemos nunca de hablar de la Cruz porque allí hay esperanza, allí encontramos perdón de pecados, allí comenzó nuestra nueva vida y allí nuestros ojos fueron abiertos para ver la misericordia de Dios, y conocimos que hay poder en la predicación de la Cruz.
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