domingo, 3 de septiembre de 2017

Las tres obras en la vida del creyente

Jesucristo es el fundamento


1° Corintios 3: 10 


Cuando una persona experimenta la gracia de Dios por medio de la predicación del evangelio de Jesucristo, y recibe la salvación por medio de la fe, comienza un proceso en su vida que en un principio talvez no llegue a comprender con claridad en esos momentos, pero según va caminando en la senda de la fe, comienza a ver que Dios ha orquestado una obra maravillosa, que lleva como firme propósito honrar y glorificar al Señor que le salvo; en ese sentir el creyente debe asumir y amar cada etapa que Dios ha preparado, ya que si lo hacemos experimentaremos la voluntad de Dios; y de ese proceso es que vamos a tratar a continuación.



Debemos valorar el fundamento de nuestra fe



 preocupación por la separación que algunos habían formado dentro de la congregación y dejando en evidencia su inmadurez espiritual; por lo que tratando de unificar tanto su pensamiento como afirmar su fe, el apóstol les dice que la primera obra hecha en ellos era la colocación del único fundamento de los cristianos (Jesucristo v. 11) y que por medio de su predicación les había sido enseñado que por gracia habían recibido este fundamento.

Lo que pablo quería dejar por sentado a todos sus lectores era que todos compartían la misma obra y la misma causa de su fe, y que nadie podía estar asentado sobre otro fundamento o de lo contrario no era parte de la familia cristiana; al poseer ellos el mismo fundamento, también debían compartir la misma fe y el mismo pensamiento; esta primera obra era esencial y debía hacerlos sentir unidos y confiados de estar en la más firme esperanza, disuadiendo así cualquier diferencia entre ellos.  
Nosotros debemos comprender que nadie puede llamarse a sí mismo cristiano si no ha recibido el fundamento de la fe, es decir a Jesucristo; esta es la primera obra hecha en la vida de cada cristiano, pues es la base y el fundamento de todo aquello que sostenemos y en lo que creemos; el conocimiento de Jesucristo, su obra, muerte y resurrección es fundamental  y vital para cada creyente, desconocer, ignorar o menospreciar el evangelio es muestra de una inmadurez que se evidencia más aun en la falta de unidad (como en este texto queda en evidencia); debemos interesarnos en el evangelio, escudriñarlo y atesorarlo porque es el fundamento de nuestra fe.  


Debemos recibir con agrado la edificación de nuestros guias




Pablo reconoce que, aunque Dios le había concedido colocar el fundamento en la vida de los creyentes en Corinto, le había sido dado a otro el poder edificar sobre este fundamento los primeros conocimientos de su nueva fe; esto no significaba que fuese menos importante o de diferente valor la obra que otro hacía; esto demostraba que la vida cristiana es progresiva y que cada creyente necesita conocer y aprender cada día más y más sobre su preciada fe, pues aunque el bello fundamento del evangelio es grandioso, se vuelve necesario edificar sobre este los principios, los valores, las doctrinas y las normas de una vida sana, santa y correcta según la voluntad de Dios.
La edificación es necesaria para todo creyente porque nos ayuda a comprender y discernir la voluntad de Dios (Hebreros 5: 14) es un proceso que nos muestra el camino correcto y como debemos conducirnos en él; dejarnos enseñar por otros que han caminado la senda de fe es algo que nos capacitará para la vida que nos viene por delante y es por eso que Dios ha dejado a maestros y pastores que puedan hacerlo; es pues la edificación por medio de maestros la segunda obra que Dios produce en nosotros con la finalidad de capacitarnos.
Los creyentes entonces están comprometidos a colocar sobre el fundamento de su fe, la edificación de sus pastores y maestros con la finalidad de crecer y madurar y así estar listos para todo lo que Dios demande; en ese caso no debemos huir, ni desligar la enseñanza bíblica de nuestras vidas porque es un compromiso que todo verdadero creyente tiene bien claro, pues la palabra de vida y verdad que nos es dada es más valiosa que cualquier tesoro.  

Debemos asumir la responsabilidad de seguir edificando nuestras vidas



Por último, el Apóstol Pablo advierte que cada creyente debe mirar (velar) por como sobreedifica su vida en el fundamento y la edificación que ha recibido; es importante este énfasis final porque la razón de lo que Pablo ha argumentado es nuestra conducta ante las enseñanzas que hemos recibido, es decir que si todo creyente comparte el mismo fundamento (el evangelio) y ha sido edificado (en las enseñanzas y el discipulado) debe cuidar muy bien cómo vive (la práctica) todo lo aprendido.
Talvez muchos no miden o no calculan el peso que esta sobre sus propios hombros, me refiero a la responsabilidad que tenemos con Dios, quien nos ha dado las palabras de vida y nos ha otorgado en su gracia el tesoro de la salvación; además de eso nos ha dado congregaciones, pastores y maestros deseosos de guiarnos por la voluntad de Dios; ahora nos pide que seamos cuidadosos con nuestro conducir sobre este mundo.
Muchos fracasan y tropiezan con mayor facilidad porque no atienden al fundamento ni a las enseñanzas que nos han sido dadas para nuestro bien, y descuidamos la tercer obra que nos corresponde hacer, la sobre edificación de nuestras vidas espirituales nos corresponde a nosotros y debemos ser atentos y cuidadosos porque Dios espera de nosotros una obra digna de tan valioso esfuerzo  

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