miércoles, 23 de agosto de 2017

La responsabilidad de cumplir la voluntad de Dios

Deuteronomio 30: 11 – 14

PARTE I (v.11)

Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

En el capítulo 30 del libro de Deuteronomio, Moisés hace ver a los Israelitas que tenían un compromiso con Dios, y ese era que ellos fuesen fieles a través del cumplimiento de la Ley que les había sido dada; pero que si de alguna vez ellos fallaban y se alejaban de sus caminos, debían recordar su compromiso y volverse a Dios, el cual es fiel y misericordioso y les restauraría; y para que ellos nunca pensaran que esto fuera algo imposible les recuerda que lo que pedía de ellos no era ni difícil ni lejos de su alcance y que era su responsabilidad volver y cumplir con el pacto de su Dios.
Es importante destacar en este párrafo que para Dios es importante que quienes entran en su pacto sean responsables y procuren cumplir su voluntad, aunque conoce nuestras debilidades (2° Timoteo 2: 13) y sabe que podemos tropezar, siempre ofrece su misericordia, nos anima a volvernos a él y nos alienta haciéndonos ver que sus exigencias no son extrañas ni extremas.
También debemos recordar que nosotros como cristianos y parte del nuevo pacto (el Israel Espiritual) somos responsables de cumplir con la voluntad de Dios no como algo alternativo, sino como nuestro estilo de vida (Mateo 5: 20; Tito 2: 12) y que Dios nos ha capacitado para hacerlo (dándonos su Santo Espíritu por medio del cual nos ha hecho nacer de nuevo) y en ese sentido es inconcebible que veamos difícil o fuera de nuestro alcance ser fieles en cumplir su voluntad (en Gálatas 3: 3 vemos el descontento de Pablo por acciones similares) sobre todo cuando la voluntad de Dios para los cristianos es agradable y perfecta (Romanos 12: 2).


PARTE II (v.12 y 13)

Dios por medio de Moisés, se anticipa a las dudas de su pueblo y les hace ver por medio del ejemplo que no habría excusa para cumplir su voluntad descrita en la Ley; les hace ver que su divino deseo no estaba en el cielo (no era difícil) ni al otro lado del mar (no estaba lejos) y que tampoco necesitaban que alguien trajese está revelación de ninguna parte. La Ley de vida les había sido dada directamente a ellos para que la cumpliesen y podían acudir a ella en cualquier momento en busca de dirección.
Los israelitas habían sido tomados por Dios para depositar en ellos sus mandamientos y les revelo directamente su voluntad, y aunque ellos estuviesen cautivos en tierras lejanas y ajenas y hayan pasado muchos años, Dios les prometió que, si volvían en arrepentimiento su rostro hacia él, haría memoria de su pacto y les devolvería su favor; y así como su Dios nunca estaría lejos de ellos para bendecirles, tampoco deberían ellos estar lejos de estos mandamientos para cumplirlos.
Los cristianos gozamos también del favor de Dios, que en su gracia nos ha concedido tener toda la revelación necesaria para vivir en su voluntad (2° Pedro 1: 19) y que no necesitamos tampoco de interpretaciones astrales (1° Juan 2: 27) para entenderla; no está lejos de nosotros saber y conocer su consejo, lo que requiere de nosotros es diligencia pues somos más responsables que ninguna otra generación (Romanos 12: 11) así que debemos luchar contra esa corriente actual que ha desechado la Biblia y la ha reemplazado con los sentidos (sentir, experimentar) porque por culpa de pensamientos así es que existen débiles que piensan que Dios está lejos.

PARTE III (v.14)

Moisés les hace ver que el cumplimiento de la escritura se encontraba en sus bocas (confesión) y en sus corazones (conversión) y que solo necesitaban volver a Dios para que el fielmente les restaurase, pues el propósito de todo esto era que volviesen y fuesen fieles Cumplidores de su Ley; dondequiera que estuviesen y como fuera que se sintiesen, solo debían acercar su corazón y clamar a Dios, y allí estaría para concederles vida.
La misma esperanza es para nosotros los creyentes y la misma responsabilidad recae sobre nosotros, de ser el pueblo de Las escrituras y que mira a la ley con alegría (Salmo 119: 159) que se desvive por hacer cumplir su voluntad y que se desvela pensando en caminar rectamente; si hacemos así aun en nuestros tropiezos encontraremos el gozo, la paz y la gracia que ofrece la fiel promesa de la presencia restauradora de Dios a quienes le buscan.      
La referencia de este pasaje trasciende al evangelio del cual gozamos ahora el privilegio de escucharlo y que nos muestra que cuando estábamos perdidos y sin esperanza, las buenas nuevas nos enseñaron (Romanos 10: 9) que si confesábamos con fe en nuestros corazones el nombre del señor Jesucristo, obtendríamos el perdón y la vida que se encuentra solamente en Dios

No hay comentarios.:

Publicar un comentario